La conducta involuntaria

Dentro del tipo de conducta en que no interviene la voluntad se encuentran los antes mencionados actos reflejos en que tampoco interviene la totalidad fisiología del organismo sino solo una parte, como podría ser la contracción y dilatación de las pupilas frente a la variación de la intensidad de luz, por ejemplo.

También otro tipo de conducta involuntaria es la conducta instintiva que se observa en forma notable en la conducta animal y que se conforma por medio de una sucesión compleja de actos reflejos, en el caso de los animales es notable ver como la conducta instintiva asume en casi todas las especies, una complejidad asombrosa que desde su arribo a la vida física evidencia la existencia de una instancia superior en lo concerniente al desenvolvimiento conjunto e individual de la naturaleza.

Las distintas especies animales y vegetales que conforman la naturaleza, sin la acción de los actos reflejos y de la actividad instintiva, careciendo de actividad mental y razonamiento complejo, no podrían alcanzar el equilibrio natural conjunto y el desenvolvimiento eficiente que alcanzan los ecosistemas naturales y en lo individual y no podrían realizar su experiencia.
Mediante la conducta instintiva conformada por la concatenación de los reflejos, cada integrante de las distintas especies logra un desenvolvimiento eficiente y desarrolla una experiencia de vida en cohesión con sus pares y con otras especies en perfecto equilibrio, aspecto que los seres humanos con nuestra supuesta evolución mental no alcanzamos igualar, debido a que las fuerzas resultantes de nuestros desequilibrios internos tienen como resultante una dinámica desequilibrada y desadaptada respecto al desenvolvimiento natural, tema que abordaremos mas adelante en el tema CONDUCTA SOCIAL. Esta es la evidencia que da prueba de la existencia de esa instancia superior que guía a la naturaleza y que orienta el desenvolvimiento natural en un perfecto equilibrio dinámico.

Existen millones de ejemplos en el comportamiento animal que nos pueden dar información de cómo ciertas conductas instintivas alcanzan un grado de complejidad tal, que para igualarlas los seres humanos, deberíamos valernos de avanzados conocimientos, que los animales no pueden poseer.

En los seres humanos la cantidad de actos instintivos es muy reducida en comparación con los animales y existe una relación interesante de analizar. En los animales, como es el caso de los mamíferos superiores, poseen menor cantidad de actos instintivos cuanto mas desarrolladas se encuentran las capas superiores cerebrales, entendiéndose esto, como que, cuanto mas posibilidades de desarrollar un entendimiento rudimentario, como pudo experimentarse con monos por ejemplo, menor es la cantidad de actos instintivos que poseen para desenvolverse. Cabe señalar que existen insectos cuya conducta es puramente instintiva, como el caso de la polilla que carece de cerebro y solo realiza el acto instintivo de volar hacia la luz. Por lo tanto, se entiende que la naturaleza dota gradualmente de menor cantidad de conductas instintivas a aquellas especies que pueden desarrollar su vida por el desarrollo de conductas derivadas de la actividad mental, obviamente siendo el ser humano la especie que mas emancipada se encuentra de la necesidad de conductas instintivas, aunque posee estas, para sus funciones básicas de conservación y perpetuación de la especie.
Los seres humanos nacemos con instintos básicos, como por ejemplo el acto de succionar el pezón para alimentarnos, que constituye una conducta instintiva conformada por una sucesión de actos reflejos que asegura, que en las primeras etapas de la existencia física, podamos ingerir alimento, también hay conductas instintivas que cumplen su función en etapas del desarrollo humano mas avanzadas, como es el caso de las conductas relacionadas al instinto sexual y las relacionadas al instinto de sociabilidad.

A medida que vamos desarrollándonos en el ambiente que nos rodea vamos asimilando conductas por otros mecanismos – Ver el documento el aprendizaje – muchas de ellas a través del aprendizaje por ensayo y error, posteriormente mediante el desarrollo del entendimiento del mundo y el desarrollo de la actividad mental.

Por propia voluntad, comenzamos a adquirir mayores conocimientos y a tener conductas que son el resultado de decisiones racionales impulsadas por propia decisión y aunque están bajo el impulso de nuestras tendencias propias del núcleo instintivo afectivo del aspecto emocional sensorial, se encuentran bajo la jerarquía del aspecto superior de la personalidad constituido por la actividad mental y la voluntad.

Las tendencias que anteceden la experiencia, mediante la comprensión y el entendimiento del mundo y en relación con los estímulos que percibimos e interpretamos del ambiente, facilitan que encontremos caminos que constituyen las necesidades, que por medio de su satisfacción, canalizan la realización en el ambiente de las tendencias personales, motivando muchas de nuestras conductas y dando origen a la conducta voluntaria.

Sin embargo, desde el inicio de a vida, el ser humano experimenta y a través de la experiencia y de la fijación en la memoria experiencial, adquiere aprendizajes de conductas y hábitos a través de la asociación de aquello que por ensayo y error, nos dio buenos resultados. Esto impulsa a tener determinadas conductas como respuesta frente a ciertas situaciones, sin que sean conductas voluntarias, sino automáticas y aprendidas experiencialmente.

Muchas de las conductas simples y hábitos del diario vivir responden a este tipo de asociación, son conductas que se constituyeron en un tipo de respuesta espontánea en nuestra vida y que responden fundamentalmente a lo asimilado por la experiencia desde la niñez, cuando nuestro desarrollo mental esta en proceso.

Cuando analizamos en la tabla de análisis de trastornos de personalidad (Ver paso 11 – Trastornos de personalidad), el factor predominante de los distintos tipos de trastornos especificados, vimos que existen distintos tipos de respuestas que se establecieron como patrones estables y permanentes de la estructura del carácter y que denominamos aspecto predominante, que afectan áreas en la vida de las personas con esos padecimientos. Pudiendo ser estas del tipo : Paranoide, Esquizoide, Ezquizotipica, antisocial, impulsiva y cargada de todo el contenido de síntomas del trastorno limite de la personalidad, de tipo histriónica, narcisista, evitativa, dependiente u obsesiva compulsiva.

Vimos también en el documento percepción de lo externo, que el contenido psíquico experiencial relacionado a un evento traumático reprimido por la conciencia, puede estar asociado a áreas o eventos percibidos de lo externo que motiven esas respuestas como forma de protección de la persona, con el objeto de evitar inconscientemente la repetición del evento traumático y por lo tanto ser una respuesta que motive esa conducta y que no sea producto de una decisión personal.

También, como mencionamos en el mismo documento, este proceso puede o bien coexistir con los efectos de un trauma o estar motivado por factores relacionados al tipo de crianza y al mal aprendizaje de la persona que adquirido como conducta el aspecto predominante analizado para cada tipo de trastorno y que haya sido fomentado por una crianza dentro de un hogar disfuncional y/o emocionalmente alterado.

El niño respira el clima familiar conformado por la interrelación psíquica de la convivencia del conjunto familia y por lo tanto copia actitudes, prueba respuestas que le traen satisfacciones e incluso se protege del mismo ambiente, pudiendo asimilar una respuesta de este tipo que se establece como parte constitutiva de su carácter y que sea evocada por la memoria experiencial, configurando una conducta desadaptada e involuntaria de cuyo origen la persona no tiene conciencia y que fluye al margen de su misma voluntad y queda establecida como habito.

Incluso ciertos mecanismos compulsivos en búsqueda de satisfacción o evasión de situaciones pueden tener este origen, haber sido la forma mas adecuada de evitar el dolor o el impacto de un clima familiar y emocional toxico que fomento su establecimiento permanente, dando origen a conductas involuntarias y desadaptadas con los que la persona deba luchar cuando perciba los efectos negativos que atrae a algún área de su vida. Cabe señalar que todo lo aprendido puede volverse a aprender y que terapias como las cognitivo conductuales tienen excelentes resultados en la modificación de estos hábitos y la corrección de la conducta.
Cabe señalar también, que los climas que son emocionalmente perturbadores, pueden en un niño en crecimiento, alterar su desarrollo mental normal, no por afectar la constitución biológica de su cerebro, pero si por generar entropía en el desarrollo psicológico cognitivo, ya que la influencia del clima emocional alterado por dolores, preocupaciones, agresiones, descontentos y toda la gama de emociones de calidad densa y negativa (ver documento teoría de la personalidad al respecto del clima interno) produce un impacto en el niño en desarrollo que le impide tener un aprendizaje normal, adoptando conductas desadaptadas al respecto de lo convencionalmente establecido por la sociedad, que fluyen en la dinámica de su personalidad de forma involuntaria pero que son su único recurso de defensa, dado las limitaciones que la edad le impone y la dependencia que tiene respecto a sus familiares.

En ese caso la persona debería autopercibir que el origen de los problemas en las áreas afectadas de su vida se encuentra en el mismo y esto que es sencillo de escribir demanda mucho esfuerzo y aceptación para la persona con el padecimiento. Consideremos que la conducta involuntaria aprendida fue el resultado de años experienciales de crianza y que la persona seguramente encontró gradualmente en su desarrollo otras explicaciones racionales para explicarse así mismo su comportamiento. Ósea que su conducta también esta sustentada por creencias irracionales al respecto de el mismo que facilita que se perpetúen e impiden que pueda poner su voluntad al servicio de un cambio.

Seguramente tendrá un autoconcepto afectado o se encontrara al respecto de si mismo en estado de confusión, desesperación o negación. Poniéndose así el entendimiento mental de la persona en un estado de imposibilidad para autopercibirse conscientemente en forma real y objetiva como es necesario para abordar su proceso de readaptación, siendo este problema también, al margen de los trastornos de personalidad, una cuestión difícil de abordar para las conductas nocivas que todos los seres humanos tenemos.

Una ves aceptado y auto reconocido el origen, la persona debe poner la voluntad para que, mediante las indicaciones psicoterapéuticas, poder reaprender y transformar las conductas desadaptadas en adaptadas.

Cabe señalar que muchas veces la voluntad se encuentra debilitada en la persona, en muchos casos fue observada su salud psíquica recién cuando configuraron un trastorno y no recibieron asistencia temprana e incluso posteriormente han sido, estigmatizados, discriminados o incluso sobreprotegidos, dando origen así a otras disfunciones en su personalidad que realimentan muchas veces los síntomas del trastorno y que se relacionan con factores que surgen de la compleja relación paciente-familiar, que muchas veces puede despertar conductas de manipulación y ventaja secundaria inconsciente en la persona con el padecimiento y hasta relaciones interpersonales simbióticas con algún familiar allegado y que tienda a reproducir en relaciones interpersonales posteriores fuera de su familia de origen.

Por lo tanto podemos apreciar que tras los síntomas de un trastorno de personalidad hay una compleja trama psíquica que traspasa la frontera del presente y la de la persona afectada, incluyendo el pasado y todas las relaciones interpersonales que tenga la persona que por lo general pueden llegar a asumir un carácter caótico en especial para los casos de trastorno limite de la personalidad, haciendo que la persona afectada no solo tenga problemas internos que resolver, sino que también tenga toda una gama de situaciones confusas y complejas externas a su persona, que en muchos casos asumen la característica de una red que mantiene a la persona en constante padecimiento de sus síntomas y que para el caso especifico de este trastorno derivar en intentos de suicidio, internaciones psiquiatritas y falta de la introspección necesaria para alcanzar un estado de superación personal. Por lo tanto podemos afirmar que no solo necesita atención la persona que padece un trastorno de personalidad, sino también su familia y sus personas allegadas, las que en general deberán cambiar la actitud hacia la persona con el padecimiento para que las terapias puedan hacer efecto.

Hay que considerar también que al ser seres psico-bio-sociales aunque, según lo analizado en este documento, el factor que influencia el trastorno se encuentra en el ambiente familiar, también puede existir una disfunción en la dinámica de la química cerebral que predisponga el trastorno, tal como se analizo en el documento origen de los trastornos de personalidad.
Al margen de la existencia de una tendencia temperamental y/o genética es necesario considerar que las respuestas emocionales aprendidas y los factores que dan origen a las conductas desadaptadas, también influencian la respuesta fisiológica en la dinámica cerebral, por lo que los trastornos de personalidad, desde el punto de vista clínico psiquiátrico, necesitan de medicación psicoactiva para atenuar los síntomas, combinada esta con psicoterapia para obtener resultados, en el caso especial del trastorno limite de la personalidad esto es muy notorio.

En especial para el trastorno limite, este aspecto también trae aparejado inconvenientes relacionados con el abuso y dependencia respecto a la medicación , es común que utilicen la medicación para hacer actins ante eventos de disforia o ansiedad excesiva, en muchos casos estas conductas tienen carácter compulsivo o fluyen en la persona como impulsos incontrolados y donde la actividad voluntaria, el entendimiento y los mecanismos de autocontrol no tienen influencia en ese momento y la conducta impulsiva, que en muchos casos puede constituirse en una auto agresión, es un recurso desadaptado que fue aprendido para aliviar la desesperación dentro del trastorno. Cabe señalar que el trastorno limite de la personalidad es considerado por los especialistas clínicos como un desafío, dado la complejidad de síntomas y el difícil abordaje del paciente, pero en manos especializadas tiene buen pronostico.
Este tipo de conductas en la persona fronteriza deben reaprenderse y cambiarse por otras que de forma proactiva impidan que la persona alcance el nivel de descontrol emocional e impulsividad que dispare la conducta de actins. Para este objetivo podría considerarse lo siguiente:

  • En estos casos la persona afectada queda frente a los eventos que motivan sus síntomas, aferrada a la instancia del impacto emocional que el evento provoca, sin pasar internamente a una instancia en que ponga en marcha sus recursos de autocontrol emocional y que posteriormente le permita usar su entendimiento derivado de la actividad mental, para comprender la situación y buscar alternativas de solución o aceptación de la misma.
  • En estos casos en general la persona pasa directo al acto, buscando impulsivamente algún medio a su alcance que le permita aliviar el estado emocional de desesperación e híper emotividad en que se encuentra, recurriendo a actitudes que aprendió por ensayo y error, ya sea a efectuarse cortes, autolesiones, tomar medicación en exceso o incluso a intentos de suicidio.
  • Se puede apreciar que en la persona afectada existe una imposibilidad a aplicar los recursos mentales y la voluntad como aspectos jerárquicos de su personalidad al respecto de la actividad del aspecto emocional sensorial que tiene excesiva y medular influencia en el estado de alteración, conduciendo a la persona directo a la conducta desadaptada como medida de alivio interior.
  • Esa imposibilidad de poner en marcha recursos de autocontrol y entendimiento no significa que la persona carezca de recursos mentales, de lo que carece, por no haberlo podido desarrollar, es de la integración y cohesión necesaria de los recursos superiores de su personalidad, frente a la híper emotividad. Pero es importante tener en cuenta que la recurrencia de la conducta emocional descontrolada y del pasaje al acto como medio de alivio, se constituye en un habito involuntario e impulsivo que toma fuerza y que le acarrea un lastre para poder ejercitar las funciones finas de su personalidad, entre las que se encuentra la necesidad de equilibrio jerárquico del aspecto mental sobre el aspecto emocional sensorial y en la fuerza de voluntad necesaria para alcanzarlo.

Para lograr una adaptación el terapeuta necesita llevar al paciente para que auto perciba lo siguiente :

  • Los eventos por medio de los cuales la persona entra en crisis, que sepa identificarlos, que en principio los evite y descubra las creencias irracionales y pensamientos automáticos en que se sustenta la respuesta impulsiva y las modifique por creencias derivadas del entendimiento racional correcto.
  • Que se vaya desensibilizando gradualmente mediante ejercicios de aproximación a esos eventos, incluso acompañado por el terapeuta con el objeto de ir gradualmente reduciendo el impacto emocional y desarrollando el autocontrol.
  • La persona puede no poder poner en momentos de crisis y ante esos eventos disparadores sus recursos de autocontrol y entendimiento, pero puede en momentos posteriores o anteriores comprender racionalmente, lo que lo motivo, las consecuencias de esos actos y puede con ayuda del terapeuta hacer análogamente para el análisis, un efecto de zoom al respecto del momento impulsivo y determinar sensaciones previas a la escalada emocional. Con esto se contribuye a que la persona ejercite su autoconocimiento y autopercepción. La finalidad de esto, es que la persona pueda detectar en si mismo alarmas internas previas que le indiquen cuando ingresa en una zona de impulsividad interna. Ante esas alarmas, buscar ayuda del terapeuta y del psiquiatra quien le indicará como proceder y que podrá ser tomar un refuerzo de medicación por ejemplo o incluso realizar en forma combinada ejercicios de relajación y cambiar la óptica momentánea de la situación.
  • El cambio de la óptica momentánea de la situación significa que en ese momento la persona deberá poner al máximo su voluntad para abstraerse del evento externo que motiva la desregulación emocional y asumir que en ese instante y frente a la presencia interna de esas alarmas, el problema de la persona deja de ser el evento externo motivador y asuma que su objetivo sea la recomposición de su estado emocional, posponiendo la vivencia motivadora para el momento en que se encuentre en condiciones de abordarla sin la presión sintomática.
  • Lo antes explicado choca con algunos inconvenientes y limitaciones que padecen las personas con trastorno limite de la personalidad y es el hecho de que la persona, no es solo impulsiva y ansiosa en momentos de crisis como los analizados, generalmente en su diario vivir las personas con este tipo de padecimiento tienen una impulsividad general y ansiedad en todas sus acciones, por lo tanto es necesario que el terapeuta ayude al paciente a que dentro de su vida se ponga objetivos pequeños, que sus expectativas al respecto de las vivencias contemplen los posibles desvíos naturales al respecto de sus deseos, en síntesis, que ejercite el uso del entendimiento, el razonamiento y la voluntad en su diario vivir, con el objeto de estar prevenidos a los impactos emocionales que las vivencias diarias puedan acarrearles dado sus limitaciones del momento.
  • Para lo analizado en el punto anterior se hace necesario que la persona adquiera una educación emocional, para tal fin existen recursos muy útiles como son los ejercicios de relajación realizados varias veces durante el día, las actividades artísticas y creativas y toda la gama de actividades que pueden encontrarse en el arte como terapia. Los seres humanos hemos utilizado el arte como medio de expresión desde antes de que apareciera el lenguaje verbal. En las culturas aborígenes Los chamanes han utilizado la música como medio de alcanzar el equilibrio y muchos psicoterapeutas usan el proceso artístico como una forma de expresar sentimientos y conflictos internos. La Asociación Americana de Terapia Artística define el arte terapia como «una profesión que utiliza el arte, las imágenes, el proceso creativo y las respuestas del paciente ante sus creaciones como reflejos del desarrollo, habilidades, personalidad, intereses, preocupaciones y conflictos del individuo», por lo tanto mediante actividades artísticas puede la persona tener impresiones en su aspecto emocional sensorial que le den una ayuda importante para superar la presión de sus síntomas o reducir su intensidad.

Cabe señalar que para el caso del trastorno limite de la personalidad entre los familiares y la persona que lo padece se da una relación compleja, ambos viven como realidades distintas y la impulsividad del fronterizo llega a alterar y hasta por momentos torturar la vida de sus familiares sin que lo perciba de esa forma y genera en los familiares estados de impotencia y desesperación y diversos tipos de reacciones que pueden pasar, desde temor hasta alejamiento o sobre implicación.

La persona con este tipo de padecimiento, debido a la presión de sus síntomas se vuelve muy autoreferente y demandante de atención y tiende a buscar en lo externo aquello que su conflicto de identidad le impide encontrar en su autoconcepto, combinado esto con su tendencia impulsiva hace que vivan como en una especie de montaña rusa de vivencias impulsadas por emociones, ansiedad y esperanzas en relación a objetivos que se plantean para compensar su problema de identidad y que cuando la realidad no satisface sus expectativas, muchas veces exigentes los lleva al actins por convertirse estas vivencias en eventos disparadores de conductas desadaptadas como forma de defensa ante el dolor y la frustración.

Si sumamos a esto la conducta relacionadas a los esfuerzos por evitar el abandono, característico de este trastorno, podemos comprender que a la persona que padece trastorno limite de la personalidad le es muy difícil modificar el estilo impulsivo de vida y esto prepara un terreno previo y fértil que los conduce directo al actins.

Modificar ese circulo para llegar a trabajar la impulsividad y tener una conducta basada en la reflexión y el entendimiento en equilibrio, demanda de mucha asistencia y esfuerzo por parte de la persona y es también característico de las personas que padecen trastorno limite de la personalidad, que aunque externamente pueda no percibirse, la dedicación y el esfuerzo por superar su padecimiento es realmente admirable.

En términos generales y fuera de lo que es un trastorno de personalidad todos los seres humanos tenemos conductas impulsivas frente a impactos emocionales, siempre que predomina en la personalidad la presión de lo emocional, existe una conducta característica y típica relacionada al tipo de emoción, en que no interviene el entendimiento y la voluntad y que fluye en la persona de forma impulsiva.

Podemos concluir que existen los siguientes tipos de conducta involuntaria :

  • La conducta instintiva
  • La conducta experiencial y automática
  • La conducta derivada netamente de las emociones

Lo ideal es que logremos tener una conducta que esta basada en el entendimiento, pero no en base a la negación de las emociones, los instintos y los impulsos, sino a tomar contacto consciente con ellos y poner nuestra voluntad en el trabajo de autorrealización derivado de la identificación y trabajo interno de superación de aquello que nos lleva a tener una conducta con poca influencia de la voluntad y mas para aquellas conductas que traen aparejado perjuicios para nosotros mismos o los demás.

Como se desprende del análisis no toda conducta involuntaria, ya sea instintiva, emocional e impulsiva tiene que ser desadaptada. Existen en la vida humana situaciones en que es necesario este tipo de conductas, como por ejemplo los movimientos de escape ante un peligro o las reacciones automáticas de defensa.

Cabe señalar que existen ritmos en la naturaleza a los que los seres humanos tendemos que ajustarnos, así como existe un comportamiento cíclico entre el día y la noche, las estaciones del año y todo lo derivado de la dinámica planetaria al respecto del sol y también tenemos un ritmo biológico, podemos decir que también tenemos tiempos psíquicos que hace falta auto conocerlos. Desde el punto de vista del existencialismo existen tres esferas a las que se orienta el ser humano, estas son hacia el ambiente, hacia el interno de si mismo y hacia los demás, como muestra el esquema siguiente. Lo ideal es tener una orientación equilibrada, sin embargo tenemos ciertas etapas de necesidades específicas en donde es posible que nuestra necesidad de autorrealización pueda demandar un tipo de orientación distinta y si el diario vivir o ciertas vivencias del momento lo impiden generar un estado de necesidad interior insatisfecha que puede debilitar la voluntad.

Muchas veces para agudizar el entendimiento y fortalecer la voluntad para superar la presión emocional de una vivencia, se hace necesaria la necesidad de introspección y de orientarse en mayor proporción hacia uno mismo.

Si las condiciones de vida del momento o el entorno y tipo de vida impiden satisfacer esta necesidad, se da origen a factores que contribuyen a tener conductas desadaptadas y no acordes a las posibilidades, por debilidad de voluntad. Conductas que influencian como respuesta, estados afectivos derivados del descontento. La persona con la voluntad debilitada esta mas proclive a actuar impulsada por emociones o tener conductas con tendencia hacia lo sensorial como podría ser evadirse a través del alcohol.
El mismo caso podría darse para el caso de personas en que el ambiente o las personas con quienes trata, no sean de su afinidad o tengan una influencia negativa, ya sea por falta de carácter, por manipulación, por casos de mobing o acoso laboral o por el padecimiento de una enfermedad física por ejemplo.

Estos ejemplos son factores que afectan a la persona y la dejan frente a la imposibilidad e impotencia de poder modificar las cosas y que mas que nada afectan su interno y pueden generar estados de depresión por ejemplo, con sus conductas asociadas, pero que también puede inducir a favorecer condiciones para tener la voluntad debilitada de manera que puede influir en que la persona tenga conductas desadaptadas de evasión de ese estado interno de afectación, dependiendo de la capacidad de resilencia de la persona, capacidad que depende en gran medida del apoyo y clima positivo recibido en la niñez.
La resiliencia es la capacidad de las personas para sobreponerse a períodos de dolor emociona o traumas. Cuando una persona es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada, y puede sobreponerse o incluso resultar fortalecida por esos eventos.
Esta capacidad se prueba en situaciones de fuerte y prolongado estrés, como por ejemplo la pérdida inesperada de un ser querido, el maltrato o abuso psíquico o físico, fracasos, catástrofes naturales y pobreza extrema. Cuanto mayor influencia tiene la actividad mental e intelectual aumenta la resiliencia y por lo tanto las personas con mayores conocimientos y mayor capacidad intelectual pueden procesar y elaborar más eficazmente los traumas y situaciones difíciles en la vida.

4 comentarios en “La conducta involuntaria”

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