La autopreservación

Analizamos en el apartado anterior que en muchas circunstancias frente a situaciones críticas las conductas de personas cercanas, con padecimiento de patologías graves, puede llegar al extremo de afectar la seguridad de los familiares y llegar al punto en que lo correspondiente a la frontera de su ego se ve afectada.

La realidad muchas veces enseña que en muchos casos, la ayuda real se efectiviza cuando se aprende a decir no, se toma distancia para poder actuar de forma precisa y se deja que una persona obtenga de la realidad las consecuencias naturales y negativas producto de sus actos, con el objetivo de que desarrolle la capacidad de previsión de las consecuencias de sus actos, aprendizaje que se realiza bajo la asistencia terapéutica profesional, sin intermediarios que las solucionen o eviten actuando como salvadores.

No solamente se actúa de esa forma para dar una ayuda a los demás, sino que en mayor cantidad de casos es necesario actuar de esa forma para autopreservarnos y en la generalidad la represión de la autopreservación se realiza por el peso de sentimientos de culpa, represión que es el motor del despertar de sentimientos de odio y resentimiento, que en muchas relaciones dependientes y simbióticas puede terminar con las mas terribles acciones.

La autopreservación es una acción que deriva del núcleo instintivo afectivo de nuestra personalidad, necesitamos para vivir el instinto de defensa, ya que no todo lo que nos llega del medio y de las situaciones con otros seres humanos es algo que sea positivo para nosotros. Dentro de nuestros instintos también esta el instinto gregario o social que nos lleva a relacionarnos con otros seres humanos y asumir roles en la dinámica grupal que conformamos.

De acuerdo a las definiciones de la frontera del ego que hemos analizado en líneas anteriores, podemos entender que la diferenciación percibida entre nosotros, los demás y el ambiente, nos permite autopercibirnos diferenciados al respecto de esos otros ámbitos ajenos a nosotros, pero con los cuales tenemos necesidad de interactuar en la vida.

En relación a nosotros mismos, nuestro ego tiene necesidades, capacidades y posibilidades potenciales de desarrollo, muchas de esas potencialidades, en función de lo analizado en los documentos el Inconsciente I y II, están determinadas por el acceso a contenidos inconscientes, ya sea debido a aspectos positivos que potencialmente pueden aflorar a la consciencia, como también por la necesidad de identificar y superar conflictos intrapsiquicos.

En síntesis a través de nuestro ego como vehiculo de entendimiento, identificamos caminos a seguir y este camino estará complementado con el camino de otros seres humanos con quienes cohesionamos y hacemos experiencias conjuntas. Como célula básica de la sociedad conformamos familias y desde un nivel de observación global conformamos lo que llamamos humanidad.

Desde el inicio de la vida y en todas sus etapas nos vinculamos por influencia de nuestro instinto gregario con otros seres humanos con los cuales tenemos puntos en común, pero también tenemos y vamos a tener conflictos, estos se originan muchas veces en la discrepancia entre nuestras necesidades percibidas, que pueden verse amenazadas por los demás en algunas circunstancias. Lógicamente la fuente de conflictos entre seres humanos puede ser infinita, pero el tipo de conflicto que genera respuestas instintivas intensas de defensa esta constituido por la percepción subjetiva o real de que ciertas acciones de otros:

  • Alteran o interfieren nuestra seguridad.
  • Alteran la continuidad de nuestra vida.
  • Alteran nuestro destino o nuestra libertad.

Podría considerarse en términos generales como la percepción subjetiva de que nuestra frontera del ego se encuentra invadida, hecho que genera una respuesta natural e instintiva a proteger nuestro interno y para tal fin es la estructura de nuestro carácter la que desarrolla lo necesario para resguardar nuestro interior.

Este desarrollo de ese aspecto de la estructura del carácter se encuentra muy influenciado por el contenido experiencial de vivencias pasadas. Por lo tanto este aspecto descripto que parece una cuestión muy simple, como no dejar pasar a algo por una frontera física, en las relaciones interpersonales mas cercanas y de mayor afectividad como las familiares, asume una complejidad y una conflictividad extrema que no esta libre de conflictos intrapsiquicos personales y de aspectos subjetivos que no son reales.

Los aspectos afectivos y emocionales e incluso nuestros conflictos internos no autopercibidos, impiden muchas veces que nuestro entendimiento pueda brindarnos lo necesario para percibir realmente que constituye una agresión y que no, por lo que el sistema de defensa puede actuar muchas veces de forma afectada o incluso influenciado por patologías y traumas.

Esto es lo que le ocurre en términos generales a muchas personas con patologías o trastornos que incluyen la agresividad como síntoma, los rasgos paranoides o que han experimentado traumas y por lo tanto en muchas oportunidades pueden actuar agresivamente sin que exista un motivo real, pero desde la distorsión cognitiva debido a su patología, se encuentran frente a una agresión y por lo tanto actúan agresivamente.

1 comentario en “La autopreservación”

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