En este documento analizaremos un aspecto de la psiquis al cual se ha hecho referencia en casi todos los documentos anteriores que es el inconsciente. Podemos afirmar en un contacto inicial con el tema, que de todo el caudal de contenidos que recibimos, tanto del ambiente, de las vivencias que experimentamos, como de nuestro interno, hay muchos aspectos que no quedan presentes en los contenidos de nuestra consciencia pero que forman parte de nuestra persona e influyen notoriamente en nosotros.
Nuestro consciente en relación a nosotros mismos y a todos los aspectos que conforman la vida tiene una capacidad limitada de asimilación, nuestra mente puede concentrarse en unos pocos estímulos en relación a la infinidad de factores y variables que llegan a nuestra percepción, sin embargo, existen en nosotros pruebas de que todo aquello de la realidad a lo que no le dedicamos atención y concentración, que llega a nosotros como accesorio a lo que es fundamental, forma parte de lo fijado en la memoria y puede aparecer en los sueños, proveniente del subconsciente o del inconsciente.
De todo lo vivido, aprendido y experimentado en la vida, queda un contenido experiencial subyacente, resultante de la convergencia de todas las experiencias, pero conscientemente no nos queda un pormenorizado detalle de todo lo vivido, aunque pueden hacerse presente en la conciencia detalles pormenorizados a través de la memoria, lo que evidencia que recepcionamos de forma subliminal todo aquello a lo que no le dedicamos una atención y concentración exclusiva. Con respecto a los contenidos de la etapa preverbal en la niñez, en donde no están desarrollados ni asimilados los contenidos propios del entendimiento del mundo, las vivencias son interpretadas por el niño a través del entendimiento mental propio de la edad y no están acompañados del entendimiento acabado de un adulto y por lo tanto asumen un contenido experiencial que tiene el potencial de generar un entendimiento irracional asociado al aspecto emocional vivenciado. Ese entendimiento irracional no esta presente en la consciencia, sino que desde el inconsciente influye en nosotros.
Existe en la actualidad un importante caudal de investigaciones que evidencian que en la relación niño-cuidador se establecen patrones inconscientes que organizan las siguientes experiencias del niño y estos patrones inconscientes son piezas esenciales para el desarrollo de la personalidad futura. Por ejemplo la conformación del aspecto ideal deriva de la percepción subjetiva que tiene el niño de lo que se espera de el y se gesta en parte a través de una vinculación inconsciente entre el niño y sus cuidadores.
Así mismo aquellos estados afectivos que el niño no pudo integrar porque fueron percibidos subjetivamente como no aceptados y se perciben como peligrosos, forman parte del inconsciente debido a que defensivamente fueron disociados.
Por lo tanto la percepción de aquello no aceptado por el entorno inmediato, provoca que ciertos aspectos emocionales sean inconscientes ya sea por rechazo o por falta de respuesta, en donde el niño supone que ciertas de sus repuestas no son bien recibidas y dado la necesidad de vinculación con sus cuidadores los suprime de la consciencia.
Otra forma son aquellos aspectos del desarrollo infantil que permanecen inconscientes no por represión sino por no haber sido estimulados por parte del cuidador y por lo tanto están invalidados inconscientemente. Desde este punto de vista no existiría una división tajante entre los contenidos conscientes e inconscientes, sino que el limite seria flexible, y variable en función de la experiencia relacional del niño con su entorno.
También hay que considerar que no solo aquellos contenidos que nuestra consciencia no tiene la capacidad de tener presente conforman el inconsciente. Mucho de lo que percibimos de nosotros mismos, los demás y la realidad, nos negamos a tenerlo presente conscientemente por necesidad de protegernos o porque no encuadra con nuestra visión de la vida o nuestro aspecto ideal, que incluye toda la gama de contenidos que conforman el como consideramos que debería ser la realidad y la vida en general, pueden ser percibidos como una amenaza, ser negados y formar parte del inconsciente.
Incluso como vimos en el documento percepción de lo externo, nuestras tendencias nos impulsan, con una predisposición anterior a la experiencia, a que fijemos la atención a ciertos aspectos de la realidad con mayor preponderancia que otros y por lo tanto esos aspectos menos tenidos en cuenta por nuestra percepción, forman parte de nuestra persona con una mayor preponderancia inconsciente.
En relación a lo consciente tenemos que tener en cuenta que el proceso de evolución del entendimiento a través del cual los seres humanos ampliamos gradualmente la consciencia con la comprensión racional del mundo, que a la ves permitió modificarlo al punto de configurar la realidad actual, implico una ampliación de los contenidos de la conciencia sobre las posibilidades que lo existente potencialmente posibilitaba.
La realidad actual configurada como el aspecto social y todos sus ámbitos constitutivos, el producto del entendimiento del mundo que configuran las ciencias básicas y todas sus disciplinas derivadas, las verdades filosóficas y religiosas que configuran el entendimiento del mundo, la vida y la existencia, los estilos de vida adoptados en las diferentes épocas, en síntesis, todo lo que configura la realidad y la verdad compartida por todos los seres humanos, es el producto de la ampliación de la conciencia y es una realidad que evoluciona por el aporte de entendimiento y acercamiento gradual a la verdad que distintos seres humanos volcaron a la humanidad y que otros fueron ampliando, modificando y aplicando dentro de sus posibilidades.
El pasaje de una consciencia cuasi animal rudimentaria propio del hombre inicial a una consciencia derivada del entendimiento que configuro la realidad actual, implico la ampliación del entendimiento mental sobre lo que estaba potencialmente presente y era desconocido por el ser humano y que podría señalarse como una realidad inconsciente potencialmente accesible. De acuerdo con este criterio podríamos inferir que a nivel inconsciente existen posibilidades ilimitadas de ampliación de la conciencia hacia lo que denominamos inconsciente y esa ampliación se posibilitaría en función del desarrollo mental y a través del autoconocimiento personal, trascendiendo la excesiva preponderancia del ego personal.
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