Comentario extraído de una noticia de la edición digital de El Mundo (su autor es «2p2mk2»):
«Llega un ruso forrado de pasta y entra en un pequeño hotel de España. Pide una habitación. Pone un billete de 100 Euros en la mesa de la recepcionista y se va a ver las habitaciones. El dueño del hotel coge el billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero. Éste corre a pagar su deuda con el criador de cerdos. Éste a pagar al proveedor de alimentos para animales. Este corre a liquidar su deuda con María, la prostituta a la que hace tiempo que no le paga. La prostituta con el billete en mano sale para el hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado y le entrega el billete al dueño del hotel. En este momento baja el ruso, que acaba de echar un vistazo a las habitaciones, dice que no le convence ninguna, toma el billete y se va. Nadie ha ganado un euro, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas y mira el futuro con confianza.»
Esta historieta no refleja fielmente la realidad, puesto que se trata de un mundo ideal donde no existen los intereses. Pero esto no quita el hecho de que todo el mundo dice «no hay dinero», pero eso no es cierto, el dinero es como la materia, no se destruye, solo se transforma (cambia de dueño). Por lo tanto, es necesario estimular la economía para reactivarla.
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El interés está ahí y hay que tenerlo en cuenta (además de otras muchas más cosas que pido a algún economista que lea esto que comente como que este flujo del capital es cerrado).
Sin embargo, está claro que el consumo es la base de la solución y que el capital externo (el ruso en este caso) es básico para un relanzamiento de una economía tan parada como la nuestra.