En una sociedad tan conectada a la información, no hay quien no sepa que estamos en crisis. Estamos en la mayor crisis económica mundial desde hace décadas, y las palabras que más oimos son deuda, déficit, recortes, o frases ya odiadas por todos como «no hay otra solución», «no hay mas remedio», «o la alternativa a los recortes sería peor», entre otras.
Por eso quiero hablar sobre el libro «Hay Alternativas», de Vicenç Navarro, Juan Torres López y Alberto Garzón Espinosa. En él, se describen propuestas para crear empleo y bienestar social en España desde otro punto de vista del que estamos oyendo tan a menudo. El libro al completo se puede ver en el siguiente enlace:
LINK AL LIBRO EN PDF (fuente: Vicenç Navarro)
Como destacado, comento dos de los temas más interesantes que he encontrado: los salarios de los empleados y el problema del paro en España.
Salarios y competitividad: ¿bajarlos o subirlos?
La competitividad se mide en la capacidad de un país para vender sus productos en el exterior frente a otros países competidores. Luego si España vende un producto a 10 euros frente a otro que lo vende a 5 euros, diríamos que España es menos competitiva (como ejemplo, el mercado de los videojuegos en España).
Entonces los ciudadanos compran los productos del exterior, los más baratos. Esto lleva a las empresas a reducir las ventas, y por lo tanto, para no quebrar despiden trabajadores. La solución neoliberal, y la que al parecer quieren implantarnos, es que para reducir el precio de venta es necesario reducir el coste de producir dichos productos. El salario es uno de esos costes de producción, luego hay que bajarlos. Hasta aquí todo parece lógico, el problema viene dado por el doble papel de los salarios:
“Parten de la interpretación individual de un empresario, para el cual cuanto más bajos estén los salarios menores costes soportará y, por tanto, mayor capacidad tendrá para disminuir los precios.
…
Pero si esos empresarios son inteligentes estarán interesados también en que los salarios de los trabajadores del resto de empresarios sean los más altos posibles.
La explicación de esta paradoja es bien sencilla: el salario es a nivel microeconómico un coste pero a nivel macroeconómico es también un componente fundamental de la demanda, es decir, de la capacidad de consumo de una economía. Si los salarios bajan para todos los trabajadores, entonces la capacidad de consumo global también será mucho menor y los empresarios tendrán menos posibilidades de vender todos los productos que producen»
Es decir, si el poder adquisitivo de la población se reduce, el consumo de este se reduce proporcionalmente. Esto lleva a menos ventas, y más bajadas de sueldos o más despidos. Y así sucesivamente, entramos en una espiral o círculo vicioso.
La solución, como casi siempre, podemos encontrarla en la historia:
“Durante la Gran Depresión de la década de 1930 se pudo comprobar cómo ese círculo vicioso amenazó con destruir definitivamente la economía mundial, y los economistas aprendieron muy bien la lección. Por esa razón, por ejemplo, promovieron planes de estímulo público que tenían como objetivo proporcionar de forma masiva empleo a los trabajadores a fin de que sus sueldos sirvieran para comprar los productos de las empresas que estaban sin poder vender.
Además se establecieron medidas de la misma filosofía, como aumentar el salario mínimo o establecer prestaciones por desempleo, las cuales no sólo reducen los problemas sociales sino que además mitigan los efectos perjudiciales de la caída del consumo, ya que aunque los trabajadores pierden el salario siguen recibiendo dinero del Estado que volverá a la economía por el lado del consumo»
Ante este problema, ¿qué salida parece que vamos a acoger? Pues curiosamente, se están siguiendo las dos políticas económicas. En Europa estamos siguiendo el camino de la austeridad, la fiebre de los recortes indiscriminados y el empobrecimiento de la población, como salida de la crisis, con el objetivo de apretarnos el cinturón para reducir el déficit y facilitar al empresario la labor de emplear más personas, para reducir el paro. En EEUU, las medidas se focalizan en inyectar dinero público para reactivar la economía.
¿Cuál es la política económica correcta? Particularmente no lo se, simplemente veremos en unos años quien tenía la razón, que será el que salga antes de la crisis, Europa o EEUU.
Problema del paro en España.
Como todos sabemos, ya sea por prensa o por televisión, la tasa de paro en España se sitúa alrededor del 20%, unos 5 millones de parados. La patronal, muchos políticos, y diversos sectores apuntan a una sola salida a este problema: bajada de impuestos al mundo empresarial, fomentar el sector privado, abaratamiento del despido, etc. Para seguir estas pautas, la deuda (deuda = ingresos – gastos), estaríamos reduciendo ingresos, luego para equilibrar la balanza y cumplir ese cambio de Constitución que realizaron de «consenso», habría que reducir gastos. ¿Qué camino se está siguiendo?, pues al parecer, el problema de la deuda para muchos es el sector público, que representa el 9% de los trabajadores en España. Muchos ven a estos como unos privilegiados, cuya productividad está por debajo de lo que ganan, y deben ser el objetivo de todos los recortes. Ejemplos en Grecia, Portugal, Italia o España, están siendo las bajadas de sueldos a funcionarios, reducción de personal, eliminación de pagas extras, etc.
Esta es la única solución para los problemas, o eso nos quieren hacer ver. En el libro podemos ver una Alternativa basada en otros países, como Suecia, donde el camino a seguir sería totalmente el contrario:
«Una de las principales causas de esta falta estructural de puestos de trabajo en España es el escaso desarrollo del sector público y, muy en particular, de los servicios públicos del Estado del Bienestar, tales como sanidad, educación, servicios sociales, escuelas de infancia, servicios de ayuda a las personas con dependencia, vivienda social y otros servicios, como veremos en el capítulo siguiente. Si España, que en estos momentos tiene un 9 por ciento de su población empleada en estos servicios, tuviera el porcentaje que tiene Suecia (25 por ciento), tendría como poco 5 millones de puestos de trabajo más de los que tiene ahora, cifra que es superior, por cierto, al número de desempleados actual, lo que significa que el desempleo no existiría en España.
…
Tales puestos de trabajo podrían financiarse con los 200.000 millones de euros más de los que recibe el Estado español (tanto central como autonómico y municipal) si éste tuviera la política fiscal que tiene Suecia, como veremos en el capítulo de la financiación de la economía.
…
EJEMPLO:
El trabajador de Seat, por ejemplo, paga en impuestos el 75 por ciento de lo que paga el trabajador de Volvo. Pero los españoles ricos y los grupos de gran poder fáctico (banca y gran patronal) pagan en impuestos sólo el 20 por ciento de lo que pagan sus homólogos en Suecia. Una circunstancia que sólo se puede explicar gracias al enorme poder político y mediático de estos últimos, que impone las políticas fiscales regresivas que, en gran parte, son las que explican los bajos ingresos al Estado y la escasa creación de empleo público.»
Luego la solución que nos proponen es que si se implantase un sistema de recaudación progresivo y se contratasen 5 millones de funcionarios más, nos encontraríamos un país SIN PARO, con todo lo que esto conllevaría (prosperidad del país).
Pero…¿y la productividad y la deuda? Se arregla eliminando las duplicidades de las administraciones públicas, causado por el sistema territorial que tenemos en España. Una vez resuelto eso, si alguien no produce, no debe permanecer en ese puesto, y deberían existir mecanismos para vigilar esto.¿Y la deuda?, por supuesto, se produce mas gasto, pero a la vez se recauda más y se ahorran las subvenciones a los parados, luego la balanza se equilibra.
Todo esto no quiere decir que estas Alternativas sean las buenas, y las que se están dado sean las malas, no seré yo quien lo diga. Pero, ¿por qué no se proponen ni siquiera, o se hablan de ellas?
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@mcurado: Manolo, gran entrada, gran reflexión y la verdad que es una pena que no esté teniendo la difusión que tuvo la anterior (fue bestial).
Te comento por partes.
Salarios
Entiendo perfectamente el planteamiento pero entiendo también que en una situación en la que es complicado bajar impuestos a empresas, ¿de dónde pueden sacar estas menos gastos o más ingresos? Podría subirse la jornada laboral, que no es exactamente breve o mejor aún, como estoy en contra de los «presencialismos» en los puestos de trabajo, incentivar más (mucho más) la productividad de cada trabajador.
En los empleados combinando un sistemas de objetivos y de parte de la paga variable que haga que estén siempre al 100%. Un buen mecanismo para conseguir esto es implantar la cultura de la propina que hay en EE. UU., al final cada empleado se convierte en un miniautónomo que sabe perfectamente que cuanto más y mejor lo haga más ganará.
Lo de bajar sueldos está claro que es pernicioso, pero en ocasiones es la única salida y creo que es mejor bajar el 10% de sueldo que despedir al 10% de la plantilla, que por culpa de los Convenios y la regulación tan bestial que hay es lo que pasa en España.
Paro
Sabes de sobra que no estoy de acuerdo en lo que comenta el libro y en la alternativa que proporcionas. Suecia no es España y eso se nota en muchas cosas y en el empleo público es bestial. La picaresca española asociada a un empleo público puede llegar a niveles inimiginables, es una pena pero es así.
Mi solución para estos casos: servicio público, gestión privada.
Y sí desde luego que sí deben pagar más impuestos los peces gordos, hay que cuidar más el sistema impositivo: más justo y sobre todo más simple para evitar puertas de atrás.