En el primer artículo nos deteníamos brevemente en explicar qué era el dinero desde el punto de vista teórico y su evolución histórica hasta el sistema actual.
Nos situamos en el entorno actual, donde existe una economía globalizada con un comercio mundial, donde todos los países del mundo elaboran productos agrícolas, industriales y servicios vendiéndolos los unos a los otros, con un sistema financiero muy desarrollado y potente: las bolsas, productos financieros, etc.
Tal como explicábamos, los bancos centrales poseen el monopolio de emisión de dinero, emitiendo su divisa correspondiente, y los bancos comerciales captan el dinero de los bancos centrales y los distribuyen a toda la economía (los ciudadanos, empresas e instituciones).
Cada país tiene una divisa oficial con la que funciona – EEUU el dólar, UE el euro, Reino Unido la libra, China el yuan, Japón el yen, etc – y con esa moneda es con la que funciona su economía (sus instituciones, sus empresas, sus ciudadanos). Los ciudadanos de esos países ganan su dinero en esa divisa, realizan sus compras en esa divisa, los depósitos de bancos los disponen en esas divisas, etc.
Sin embargo, cada vez es más normal la compra de monedas de otros países. No es raro que un europeo que opera en euros en su día a día compre dólares u otra divisa, y disponga de ahorros en depósitos de esta moneda. Tampoco es raro que empresas acepten compras o ventas en otra divisa diferente de la de su país.
En el mundo globalizado donde vivimos, las divisas tienen un mercado propio y el dinero, lejos de ser una convención social para operar y funcionar dentro de una economía, ha pasado a ser otro producto, que se compra y se vende. Se ha formado un mercado propio de dinero: el mercado de divisas.
Pero, antes de hablar del mercado de divisas, centrémonos primero en la emisión de dinero. Para ello tenemos que hablar de los bancos centrales y de otras instituciones: en definitiva de política económica, y más en concreto, de política monetaria.
Dentro de la economía, la política económica es la actividad que desarrollan los gobiernos e instituciones para generar crecimiento y desarrollo económico. Dentro de la política económica existen dos ámbitos importantes: el de la política fiscal (impuestos, gasto público, etc) y el de la política monetaria (oferta monetaria, tipos de interés).
Introducimos ahora un concepto nuevo, que es el de los tipos de interés. Los tipos de interés son el precio del dinero, ya que si tú dispones de un depósito de una moneda, lo que recibes por ese dinero es el tipo de interés.
El tipo de interés es inversamente proporcional a la cantidad de dinero que hay en una economía. Así, cuando se inyecta dinero en una economía, se amplía la oferta monetaria y bajan los tipos de interés.
Del mismo modo, cuando se suben los tipos de interés se está retirando dinero del sistema reduciéndose la oferta monetaria.
Para que se entienda este fenómeno, habría que explicarlo de la siguiente manera: en base a la ley de la oferta y la demanda. Si hay mucho dinero en el sistema, este vale menos y el precio del dinero baja, por lo que bajan los tipos de interés. Si por el contrario hay poco dinero en el sistema, este vale mucho, el precio del dinero sube y – por tanto – los tipos de interés también suben.
El funcionamiento de un sistema monetario es tremendamente complejo por lo que necesitamos simplificar su funcionamiento para su entendimiento. Por eso estamos apuntando las ideas básicas, para su comprensión.
El banco central es el que emite el dinero y lleva a cabo la política monetaria de un país o área económica. La política monetaria consiste en el conjunto de operaciones que lleva a cabo el banco central para ajustar la oferta de activos líquidos a la demanda de activos líquidos, necesaria para la financiación de la actividad económica (activos líquidos son billetes y monedas y depósitos de dinero). Dicho de una forma más coloquial, se dedica a aportar el dinero necesario que una economía necesita para operar al precio necesario (tipo de interés apropiado). Es decir: que aporta la cantidad adecuada al precio adecuado para que no se produzcan desequilibrios y la economía pueda crecer de forma sostenible y adecuada.
El banco central realiza la política monetaria para intentar garantizar el crecimiento sostenido de una economía, controlando los desequilibrios económicos, como la inflación (subida de precios). El objetivo del Banco Central Europeo es el control de la inflación en la zona euro.
Cada moneda tiene un valor con respecto a otra, de manera que con una divisa puedes comprar otra. Por ejemplo: con dólares puedes comprar euros, y con euros puedes comprar dólares. El precio que tiene una divisa con respecto a otra es el tipo de cambio.
Y aquí es cuando volvemos al mercado de divisas del que antes hablábamos, donde se venden y compran divisas, ya no como dinero sino como un activo, a puro modo especulativo.
Hay empresas que compran divisas para su actividad comercial: por ejemplo, una empresa española compra dólares porque necesita comprar productos de EEUU, o un ciudadano compra yenes porque quiere irse de viaje a Japón, etc. Los estados tienen reservas de divisas de todos los países para sus importaciones y exportaciones, y como reservas. Pero, aparte de este mercado de divisas motivado por las necesidades económicas de los agentes que operan, también está el de los agentes que operan con divisas para especular, como si fueran acciones u otro activo financiero.
El mercado de divisas, es el mercado financiero más grande del mundo – más grande que el mercado de acciones, de bonos o de derivados, etc. -. No tiene una localización fija, sino que consiste en una red de bancos, agentes de bolsa, empresas privadas e inversores individualizados. El mercado de divisas no está situado en ningún sitio y funciona veinticuatro horas al día, todos los días de la semana.
El precio de la divisa varía según la oferta y la demanda de las mismas. Si se demandan muchos euros, el precio del euro subirá con respecto a otras divisas, y al revés. Y esto hace que los tipos de cambio entre ellas varién todos los días según la evolución de los mercados.
Si por la actividad de los mercados (oferta y demanda) una divisa pierde valor respecto a otras, decimos que esta divisa se deprecia. De la misma forma, si una divisa gana valor respecto a otras, esta divisa se aprecia. Si nos metemos en las pantallas de la bolsa de valores de cualquier país, vemos el apartado de mercado de divisas, donde continuamente se aprecian y se deprecian unas con respecto a otras. Los tipos de cambio suben y bajan continuamente, de unas con respecto a otras. Este es el libre y natural operar de los mercados.
¿Y qué tienen que ver los gobiernos en todo esto? ¿Pueden decir algo sobre el precio del dinero?
Como ya hemos indicado, los bancos centrales manejan la política monetaria, con la que intentan garantizar el crecimiento sostenido de una economía emitiendo el dinero requerido al tipo de interés necesario. Controlar los desequilibrios económicos, como la inflación. Y esto lo hacen desde la política monetaria, entre otras cosas.
Por eso marcan unas bandas de fluctuación por las que las divisas pueden subir y bajar (pueden apreciarse y depreciarse). Si suben más de esas bandas de fluctuación, quiere decir que la moneda vale más del precio que tiene – por eso tiende a subir su valor –. Por el contrario, si una divisa tiende a bajar por debajo de las bandas de fluctuación, quiere decir que la moneda vale menos del valor que tiene – por eso tiende a bajar en su valor –.
Que una moneda no tenga un valor real puede suponer un desequilibrio muy grande para una economía, por eso, a veces las autoridades monetarias tienen que cambiar el valor de una moneda. Cuando una autoridad monetaria baja el precio de su moneda la devalúa, y cuando sube el precio de la moneda la revalúa.
De ahí las diferencias entre depreciación y devaluación, y las diferencias entre apreciación revaluación. Una viene motivada por el mercado diario (oferta y demanda de divisas) y la otra viene motivada por una decisión de política económica.
A efectos prácticos es lo mismo, ya que devaluación y depreciación significa un aumento del tipo de cambio con respecto a otras monedas (la moneda vale menos con respecto a otras). Y, en cambio, revaluación y apreciación significa una disminución del tipo de cambio con respecto a otras divisas –la moneda vale más con respecto a otras –.
Y de aquí viene la gran controversia de quien piensa que las divisas deberían dejarse fluctuar en el libre mercado, y quien piensa que es necesario intervenirlas.
Un ejemplo de devaluación fue el producido en España en 1993, cuando el Ministro de Economía Carlos Solchaga se vio obligado a devaluar la peseta debido a la delicada situación que vivía el país (crisis económica, paro, etc).
Parece claro que esta devaluación fue necesaria. Sin embargo hay otros controles de precios de divisa que no son tan aceptados. Es el caso de la divisa china, el yuan, devaluado, por debajo de su valor real (artificialmente) simplemente para aumentar sus exportaciones y dar ventaja competitiva a China con sus competidores.
Porque una divisa barata favorece las exportaciones de un país porque permite vender más barato al exterior, de la misma manera que una divisa más cara favorece las importaciones de un país ya permite a ese país comprar más barato en el exterior.
Sin embargo, dejar las divisas a su libre albedrío genera una gran incertidumbre en la actividad económica por sus grandes fluctuaciones; de ahí la invención de los seguros de cambio, seguros de divisa, etc, para garantizar sus negocios.
La actual crisis financiera internacional ha generado mucha desconfianza en las divisas. Ya no se confía tanto en el dinero como reserva de valor seguro debido a la fragilidad de las economías, a las devaluaciones y depreciaciones de las mismas. ¿Quién te puede garantizar que tales reservas de esta moneda van a seguir valiendo en el futuro? De hecho muchos fondos de inversión internacionales están utilizando como respaldo de sus activos a metales preciosos como oro en lugar de las divisas. ¿Significa esto que en la segunda década del S. XXI volvemos al patrón oro de antaño?
Pero todos estos apasionantes temas que aquí se introducen requerirían mucho que analizar y mucho que comentar. Y tendría que ser parte de otro futuro artículo.