Spotify, Voddler y el nuevo modelo de negocio de los medios audiovisuales (Parte II)

Continuamos con la segunda y última parte del artículo sobre los diferentes modelos de negocios seguidos por las grandes compañías discográficas, en su corta pero intensa historia. Nos habíamos quedado hablando de la llegada de los reproductores digitales y del formato MP3 al mercado.

Las redes P2P

Ya hemos hablado de la llegada al mercado del formato MP3 (y todos los que le rodean y tuvieron menos éxito a pesar de sus ventajas técnicas o de licencia como OGG o WMA). Antes de la llegada de esta tecnología, para almacenar audio digital en el ordenador, usábamos ficheros de onda WAV. ¿La diferencia entre WAV y MP3? Para una canción de una duración media de 3-4 minutos, en formato WAV necesitamos 40MB y en MP3 sólo 3MB, para una calidad más que aceptable.

Este progreso, vino de la mano de la eclosión de dos nuevas tecnologías que poco o nada tienen que ver la una con la otra: las redes de intercambio de ficheros de par a par (P2P) y la tecnología de memoria Flash que posibilitó la comercialización en masa de reproductores de música portátiles a un precio muy razonable. Con esta combinación la industria discográfica sufrió el golpe más directo y del que aún no se han recuperado.

¿Qué nos permitían las redes P2P? Gracias al abaratamiento de las líneas de alta velocidad (las famosas ADSL) y al pequeño tamaño de los ficheros MP3, podíamos compartir nuestra música en la red con millones de personas sin necesidad de conocerlas y de una manera totalmente automática. De igual forma, podíamos aprovecharnos de esto mismo, de canciones compartidas por terceros para tenerlas en nuestro equipo y en nuestro reproductor portátil  en un segundo.

¿Qué ganábamos respecto a la compra tradicional del disco en la tienda? No sólo es el hecho de la gratuidad, que sin lugar a dudas es importante, hay otros aspectos que la industria discográfica pudo batallar desde un comienzo y no quiso o no pudo pelear. ¿Cuáles?

  • Comodidad: es indudable que es más cómodo que ir a la tienda a buscar (que a lo mejor no está) el disco, hacerlo sentado en tu equipo escribiendo sólo el título.
  • Inmediatez: relacionada con la anterior, el tiempo invertido en comprar el CD es muchísimo mayor que el de la descarga del MP3.
  • Capacidad de selección: ¿quieres una sola canción? ¿Por qué tienes que comprar el CD al completo?
  • Ligereza y espacio: un CD ocupa un espacio físico, que además es considerable si tenemos muchos. Aparte el reproductor de música MP3 es mucho más cómodo de llevar (espacio y peso) que su equivalente en CD, los famosos Discman.
  • Organización: ¿en qué CD estaba tal canción? Podemos codificar a MP3 la canción y pasarla para tener una biblioteca en nuestro equipo, pero sin lugar a dudas, ésta no es la mejor opción de las posibles, requiere tiempo y esfuerzo extra.

Claro que el precio importa, pero para una parte de la población ésto que aquí os comento puede ser incluso más importante y la industria no lo combatió.

La primera reacción

Al calor de los problemas que he comentado, comenzaron a surgir las primeras tiendas digitales de música en la red. La más exitosa de todas fue y es iTunes. ¿Por qué? Apple supo ver el filón de negocio y la combinó muy bien con su propio reproductor de música en MP3, el famoso iPod que a su vez es el suceso del iPhone. Aún así, la solución no se popularizó y soluciones propuestas como el famoso DRM, que restringía el uso de copias de formatos digitales, por fortuna no han llegado a implantarse a gran nivel.

A pesar de no tener un éxito que eliminara las redes P2P, sí es cierto que fue un comienzo de acercamiento a las necesidades y gustos reales de la población. Otra tienda de este estilo es el Ubuntu One: Music Store. ¿Qué problemas tenían todas estas soluciones? Básicamente le veo dos:

  • Comercio electrónico: La aversión a pagar por Internet
  • La inmaterialidad de lo comprado: Cuando pagas una cantidad por algo, el cliente común espera recibir algo material y no sólo una descarga.

Spotify, Grooveshark, Voddler y otras alternativas

La solución puede tener diferentes nombres, pero parece que el modelo de negocio que está triunfando y que puede ser la verdadera solución a los conflictos mercado-clientes, donde ambos ganen y los derechos de propiedad intelectual que tanto defienden se respeten sean los servicios en línea estilo: Spotify, Grooveshark e incluso Voddler (no orientado a música como el resto sino a series, documentales y otros contenidos visuales).

¿Cómo funcionan estos servicios? Básicamente ofrecen lo que el usuario quiere: música y contenido gratis y accesible; y proporciona a las compañías y a los autores lo que quieren: ingresos. ¿Cómo? A través de publicidad y de un modelo freemium: ofrecer el servicio gratuito pero con restricciones, que se eliminan pagando una cierta cantidad. Sin lugar a dudas, es la combinación que más éxito ha conseguido hasta la fecha ya que es un modelo de tipo win-win: el usuario gana, el autor gana.

Sin embargo, el camino no es fácil:

  • Los autores se quejan de que las cantidades que ganan en Spotify y similares son irrisorias.
  • Las compañías ven como un nuevo tipo de empresa les quita su mercado de intermediarios y dominadores.
  • Pocos usuarios se apuntan al carro de pagar por las cuentas premium.

Pero lo que sí es cierto, es que parece que la solución está ahí y es cuestión de que los márgenes se ajusten y se consiga llegar a un modelo de negocio, años después, que sea compatible con los intereses de las personas y los autores gracias a las Nuevas Tecnologías.

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