La muerte en Córdoba en el siglo XV: grupos no privilegiados (II). ¿Dónde se redactan los testamentos? Los hospitales de la ciudad

En el anterior artículo aludíamos a la importancia que adquirió a finales de la Edad Media la redacción del testamento. Pero, ¿dónde se testaba? Por lo general, en la propia casa del otorgante, aunque en el caso de algunos enfermos el escribano se trasladaba a los hospitales. Otras veces, cuando el testador no estaba impedido, incluso acudía por su propio pie a la escribanía y allí testaba, si bien podía hacerlo en cualquier lugar. Por ejemplo, una vecina de la collación (barrio) de San Pedro dicta su testamento en casa de la madre de un criado suyo, que sabemos se localiza «de frente de la Puerta de Baeça», al sureste de la ciudad.

Hay veces en las que el testador está acostado: según se expresa en los documentos, «alechigado en cama». Es lo que ocurre con varios enfermos de la casa de San Lázaro, uno de los casi setenta centros hospitalarios que hubo en nuestra ciudad, según apunta J. M. Escobar Camacho en un artículo sobre los centros asistenciales en la Córdoba bajomedieval. Entre esos enfermos podemos citar al cardero Gonzalo López y al mayoral del dicho hospital, Antonio Quesada (hijo de un sillero), que testan en 1475 y 1476 respectivamente.

En la España cristiana medieval, los hospitales albergaban enfermos, pobres y peregrinos sanos. Hemos localizado comerciantes foráneos (todos enfermos), que redactan su última voluntad desde algún hospital de Córdoba y que incluso señalan como albaceas testamentarios a trabajadores o enfermos del mismo sanatorio. Se conocen muchos hospitales de nuestra ciudad: el de San Bartolomé, ubicado cerca de la iglesia de San Nicolás de la Villa; el de Santa María de la Consolación (entre las actuales calles del Tornillo y de Armas), próximo a la parroquia de San Pedro, como el hospital del Maestrescuela, en la calle Lineros. En la confluencia de esta calle y la actual Badanas se documenta hacia el año 1406 el hospital de San Nicolás de la Ajerquía y, desde aproximadamente 1470, en la plaza del Potro, el de la Santa Caridad de Jesucristo. En la calle Mucho Trigo se conoce, desde 1486, el hospital de San Julián. La mayoría de los vecinos de las collaciones de Santa Marina y San Lorenzo pertenecían al estado llano (sector primario de producción y algunos oficios artesanales) con la salvedad de algunos miembros de la nobleza cordobesa (cuyas casas principales se hallaban en la collación de Santa Marina) y algunos individuos que ocupaban cargos concejiles o profesiones liberales (en la collación de San Lorenzo). En aquélla se documentan varias instituciones asistenciales desde mediados del siglo XV, mientras que en San Lorenzo podemos hablar de la cofradía y hospital de San Martín, con localización en la calle Montero ya desde 1316. Por otro lado, en las collaciones de Santiago y Santa María Magdalena (al sureste y este del sector de la Ajerquía, respectivamente), vivían los menos favorecidos, aunque también había miembros de familias cordobesas con cierto renombre. Y, entre otros ejemplos, en la collación de Santiago aparece el hospital de los Santos Mártires hacia 1387, establecido frente a la iglesia parroquial del mismo nombre.

Extramuros de la ciudad había centros asistenciales y ermitas compartiendo el espacio con tierras cultivables y con arrabales o pequeños suburbios. Por su pronta fundación (año 1262), destaca el hospital de Santa Eulalia, regentado por mercedarios. Cerca de la puerta de Gallegos se erigió una ermita (Santa María de las Huertas), próxima al cementerio de la iglesia de San Hipólito, que, según Ramírez de Arellano, se convirtió en hospital. Extramuros de la collación de la Magdalena, en el sector oriental, concretamente frente a las puertas Nueva y de Andújar, encontramos las ermitas y hospitales de San Antón y San Lázaro, fundados en el siglo XIII. En la misma collación, frente a la puerta de Baeza, se localizaba la ermita de Nuestra Señora de la Fuensanta, que aparece hacia mediados del siglo XV. Tras realizar el análisis estadístico de los testamentos consultados (como se apuntaba en el anterior artículo), podemos afirmar que el porcentaje de individuos que otorgan sus últimas voluntades desde algún hospital representa un escaso 4% del total, la mayoría enfermos en el hospital de San Lázaro. Los menos, testan desde los hospitales de Santa Lucía, San Marcos, Luis González de Luna y San Bartolomé.

  • Escobar Camacho, J. M., «La asistencia a los pobres en la ciudad de Córdoba durante los siglos bajomedievales: su localización geográfica», Meridies, 1, Córdoba, 1994, pp. 39-62
  • Ramírez de Arellano y Gutiérrez, T., Paseos por Córdoba, León, 1973

Blanca Navarro Gavilán – Licenciatura y Doctorado en Historia

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